La mayoría
de edad para abortar se establecerá en los 18 años
Con el cambio de gobierno se ha reabierto la cuestión
del aborto. El ministro de justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha declarado que
se volverá a la ley de supuestos, aunque aún no se ha precisado cuales serán
aquellos casos en los que se permitirá abortar. Esta nueva reforma, que
presenta semejanzas con la ley de 1985, derogada por la actual, no permitirá
abortar a las jóvenes de 16 o 17 años sin la autorización de los progenitores. El
PP ve esencial el consentimiento paterno como medida de protección de las menores
ya que es necesario que cuenten con su asesoramiento.
La reforma que pretende llevar a cabo el gobierno
vigente, supondría un cambio en la legislación actual, apoyada por el PSOE y
los grupos de izquierda, que establece la mayoría de edad para abortar en 16
años, lo que permite que las mujeres de 16 y 17 años puedan tomar la decisión
por sí mismas, si bien es obligatorio que los padres sean informados de dicha
decisión.
Andrés Domínguez
Luelmo, catedrático de derecho civil, declara que “lo más coherente es siempre
hacer depender la decisión de la voluntad de la menor madura. Lógicamente,
cuando se considere que la menor no tiene la madurez suficiente, es en todo
caso necesaria la intervención de los titulares de la patria potestad o del
tutor. Pero para la prestación del correspondiente consentimiento por
sustitución, no pueden imponer sus propias convicciones religiosas o
ideológicas, dado que el art. 9.5 dispone que la prestación del consentimiento
por representación tiene que ser adecuada a las circunstancias y proporcionada
a las necesidades que haya que atender, siempre en favor del paciente y con
respeto a su dignidad personal.”
Pero ¿puede una mujer de 16 años ser lo suficientemente
madura para tomar por sí misma una decisión adecuada? El profesor de la
Universidad de Oviedo Miguel Arenas Martínez cree que sí. Opinión compartida por
la profesora Cecilia Díaz Méndez que manifiesta que aunque “a esa edad es
posible que nos encontremos con diferentes grados de madurez, derivados del
entorno familiar y social en el que se desenvuelva la joven, esta es
absolutamente consciente de sus actos y si
tiene capacidad para tener relaciones sexuales voluntarias también tiene capacidad para
asumir la responsabilidad que comporta.”
Al mismo tiempo, el profesor Miguel Arenas establece que
si una menor se ve obligada a tener un hijo por no contar con el permiso de sus padres para
abortar, puede acarrear consecuencias negativas para ella. En este sentido la
profesora Cecilia Díaz señala que “es un error cerrar la posibilidad de que los
padres participen en la decisión” pues pueden ayudarla a valorar las distintas
opciones; sin embargo la decisión final debe ser de ella aunque sea contraria a
la de los progenitores. “Es una decisión demasiado importante para que la tome
por ti otra persona.”
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